Pocas veces encontrarás un pueblo con esta arquitectura en medio de la selva patagónica. Ven a conocerlo y sé parte de su historia…
Caleta Tortel se puede apreciar desde lo lejos. Una arquitectura fascinante, llena de pasarelas de maderas (ciprés) cubiertos de vegetación. Todo, prácticamente todo era verde a los pies del famoso río Baker.
Estábamos en un punto estratégico, entre Campos de hielo Norte y Sur rodeados de más de 4 mil km² de hielo. Esta geografía genera un paisaje de canales interiores casi inexplorados con importantes fuentes de agua dulce provenientes de los glaciares.
Habíamos tomado la ruta que une Coyhaique y Caleta Tortel en un programa de viajes que nos ayudó a entender esta zona geográfica de la Carretera Austral. Pudimos conocer paisajes que seguramente, pocos conocen: Estrechos valles, islas y estuarios de gran importancia ecológica, donde pudimos percibir una gran variedad de flora y fauna (muy característico es el sonido del picaflor que juega entre los chilcos).
Durante el tour nos explicaron la historia de Caleta Tortel desde los tiempos prehistóricos, que fue habitado por los Kawesqar, un pueblo nómade que ya está casi extinguido y luego la llegada de los españoles. Según diversas investigaciones, el primer hombre en llegar a este lugar fue el hermano de Hernando de Magallanes en 1520 y fue considerado por muchos el “bestseller” de la Patagonia chilena.
Con el tiempo, el turismo ha ido llegando a Caleta Tortel de manera casi inesperada. Es por esto que los lugareños han ido sofisticando sus servicios sin tocar su arquitectura primitiva, y manteniendo los legendarios bosques que son el alma de Caleta Tortel.