Casi antes de llegar a Bolivia nos encontramos con el silencioso pueblo de Caspana. Una quebrada entre montañas, casas de piedras milenarias, plantaciones de flores y tradiciones que mezclan la esencia de la cultura aymara y atacameña.
Ubicado en Atacama Andina, a 160 kilómetros de San Pedro de Atacama, Caspana es uno de los pueblos que se mantienen intactos con el paso del tiempo. Pareciera que ni la modernidad ni el turismo han tocado esta belleza que se encuentra en medio del desierto. Habitan alrededor de 400 personas en casas de piedra volcánica extraída de los mismos cerros. Algunas de ellas con sus coloridas puertas de colores y cruces de colores tejidas de lana para ahuyentar a los malos espíritus.
Por GoChile
Es impresionante recorrer las calles, sobre todo aquellas que están más alejadas del pueblo. Apenas pudimos fotografiarlas ya que contienen la esencia de una cultura que viene directamente influenciada por los incas: Casas de piedras amontonadas unas con otras, formando verdaderos muros sólidos de apenas 1,65 de altura al borde del cerro.
Cultivan preciosas flores de colores, hortalizas y frutas que van a vender a Calama, ciudad que se encuentra a 85 kilómetros de distancia. Estos cultivos se realizan en terrazas milenarias de piedra que fueron heredadas de sus antepasados. Caspana es un valle muy fértil y el sistema de riego es por inundación formada por canaletas de agua que llegan a todas las tierras por igual.
Hay años de sequía que preocupa a sus habitantes, pero cuando llueve, celebran con fiestas y bailes en señal de purificación. La más importante es la “limpia de canales”, que es un pago a la tierra y se le pide por el agua y la siembra de cultivos. Es una fiesta interna y privada que han heredado de sus antepasados.