Viajé por Aysén Patagonia. Me habían dicho que era la región más linda de Chile… pero quería comprobarlo yo misma. Aquí les cuento mi historia de los primeros 3 días de mi viaje.

Llegamos a Balmaceda a las 9:00 de la mañana. Con un abrazo fuimos bien recibidos por el equipo de “Recorre Aysén”, quienes nos llevaron hasta Villa Cerro Castillo. Estuvimos en silencio esos 70 kilómetros que anduvimos en auto… impresionados y tal vez muy emocionados con los paisajes de esta infinita Patagonia.

Nunca había visto en Chile algo muy peculiar de Aysén: La cordillera de los Andes se mezcla con el valle central. ¿Qué valle? Acá en la Carretera Austral todo conversa. Aparecen lagos, ríos y lagunas por todas partes y de muchos colores. El mar entra y se pierde en bahías deshabitadas con extensas playas cargadas de vegetación. ¿Por qué el turismo no ha llegado hasta este lugar? ¡Sólo vengan!

Desde Puerto Ibañez cruzamos en ferry el lago General Carrera. Mucho viento, harto oleaje pero no podía dejar de mirar el color que para ese día, estaba de un calipso muy fuerte. Subí a la cubierta y le toqué la puerta al capitán. Un hombre robusto, de unos 65 años y de unos profundos ojos azules.

- ¿Usted es periodista? No me diga… me pescó del brazo y me dijo: “Bienvenida a mi tierra, la tierra de los Patagones. No va a encontrar en el mundo algo similar. He viajado por muchos países… pues, nada. Nada como esto”. Se sacó su sombrero en señal de saludo y me extendió su mano.

Estuvimos conversando, riéndonos ¡y hasta se enojó conmigo!, porque los periodistas estamos dando a conocer la Patagonia. Es un lugar tan prístino que, según él, hay que mantenerlo en secreto…

En Chile Chico alojamos y recorrimos todos los alrededores. Para hacer esto, les recomiendo el programa de viajes Aysén Patagonia que visita la Reserva Nacional Jeinimeni, el valle lunar (muy recomendado!), sus lagos y lagunas de colores intensos. Se puede hacer trekking, mountain bike y los caminos están perfectamente señalizados.

Luego, nos trasladamos a Terra Luna Lodge, en Puerto Guadal, donde nos esperaron con la sorpresa de volar en helicóptero por el Glaciar Meliquina que forma parte de Campos de Hielo Norte. ¡Me bajó ataque de nervio!, lo reconozco…pero volar sobre el lago General Carrera desde el aire, divisar su natural desembocadura en el lago Bertrand y luego aterrizar en la mitad de un glaciar fue una experiencia realmente conmovedora.

Allá pudimos sobrevolar el territorio. Es impresionante ver cómo ha ido disminuyendo Campos de Hielo Norte, se podía ver las montañas rocosas que antes era parte de esta gran masa de hielo. En medio de este silencio, aterrizamos.

No había nada que hablar, sólo contemplar, mirar y agradecer por tanto.

El viaje siguió varios días más, pero lo dejaré para otro artículo ya que cada lugar merece su debida extensión. 

Vive la experiencia