Conocer La Sebastiana es todo un viaje. Aquí te contamos algunos de sus secretos y porqué vale tanto la pena visitarla

Pablo Neruda era un poeta, un excéntrico, un bohemio y un coleccionista, que además de dejarnos versos inspiradores, nos dejó tres casas, tres moradas que se convirtieron en extensiones de su personalidad y que hoy podemos visitar. Una de ellas es La Sebastiana.

 “Yo construí la casa. La hice primero de aire. Luego subí en el aire la bandera y la dejé colgada del firmamento, de la estrella, de la claridad y la oscuridad”, escribió Neruda en el poema “A la Sebastiana”, hoy convertida en una fascinante casa museo.

Así como la casa de Pablo Neruda en ​Isla Negra y la Chascona en Santiago, La Sebastiana exuda una parte del poeta en cada uno de sus rincones. Para entrar a la vivienda, se accede desde un segundo piso, que llega a una luminosa sala de estar y comedor, separado por una chimenea circular. La vista a los cerros y a la bahía de Valparaíso desde este espacio es simplemente perfecta. En el piso siguiente está el dormitorio principal y en el último, la biblioteca del poeta.

La casa está llena de recovecos, recuerdos de sus viajes y extravagantes espacios. Se podría decir que la descripción que hace Neruda de Valparaíso, calza perfectamente para su hogar: “Valparaíso es secreto, sinuoso, recodero… Las escaleras parten de abajo y de arriba y se retuercen trepando. Se adelgazan como cabellos, dan un ligero reposo, se tornan verticales. Se marean. Se precipitan. Se alargan retroceden. No terminan jamás”

La Sebastiana, declarada Monumento Histórico Natural, fue construida por Sebastián Collado en el cerro Florida y más tarde elegida por Pablo Neruda como su hogar. Al llegar de Venezuela, país en el que había estado con Matilde durante cinco meses, el poeta comenzó a escribir sus libros Navegaciones y los Cien Sonetos de Amor, trabajo que sumado al ajetreo de la ciudad, lo hicieron buscar un lugar tranquilo pero a su vez inspirador para completar su trabajo.

Así es como Neftalí Reyes Basualto se embarcó en la búsqueda de una casa en su amado Valparaíso: “Quiero hallar en Valparaíso una casita para vivir y escribir tranquilo. Tiene que poseer algunas condiciones. No puede estar ni muy arriba ni muy abajo. Debe ser solitaria, pero no en exceso. Vecinos, ojalá invisibles. No deben verse ni escucharse. Original, pero no incómoda. Muy alada, pero firme. Ni muy grande ni muy chica. Lejos de todo pero cerca de la movilización. Independiente, pero con comercio cerca. Además tiene que ser muy barata”. Finalmente su amiga Sara Vial, a quien escribió estas palabras, encontró exactamente lo que el poeta andaba buscando.

Cómo llegar a la Sebastiana

Desde el ascensor Espíritu Santo, camina 800 metros colina arriba por la calle Héctor Calvo.

Una segunda opción es tomar un bus verde en la calle Serrano cerca de la Plaza Sotomayor en El Plan o desde la plaza en la punta de Templeman en Cerro Alegre y te bajas en Av Alemania 6900.

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