Esto no es sólo arqueología, sino un verdadero valle donde encontraremos petroglifos, arte rupestre, casas de piedra y el imponente Pukará de Lasana, una fortaleza construida por los atacameños (Likanantay) en el siglo XII.

Salimos de San Pedro de Atacama al alba. Avanzamos por el desierto unos 140 kilómetros hasta que nos encontramos con una inmensa fortaleza de piedras, puestas una encima de la otra en una montaña. Estábamos frente a un patrimonio precolombino, probablemente uno de los más antiguos de Chile el Pukará de Lasana.

Por GoChile

Según diversas investigaciones, fueron viviendas defensivas, apoyadas unas contra otras, amoldando su edificación según el terreno de la montaña. Tienen angostos pasadizos internos y una muralla grande y firme que rodea el complejo. Se habla de una arquitectura primitiva, donde prevalece el racionalismo y la defensa propia por sobre la decoración.

Cuentan las malas lenguas que los artistas y los amantes de la pintura, tenían que irse lejos, esconderse en el valle, adentrarse en las quebradas y construir ahí sus decoraciones. Se cree que eran grandes murales de colores que fueron quedando para siempre en las rocas y son lo que hoy conocemos como petroglifos.

Si bien Lasana no es conocida por sus petroglifos, se pueden encontrar en el valle algunos de ellos que están siendo mantenidos y cuidados por la misma comunidad.

Pero esto no es todo. Pasando la fortaleza el camino lleva por una curva y luego se desprende un maravilloso valle verde, emplazado a lo largo del cañón del río Loa, un rincón milagroso donde se junta el agua para regar los cultivos. Podemos encontrar maíz, cebollín, lechugas, betarragas y zanahorias.

Como dato, no se devuelva al llegar al Pukará de Lasana, ya que es sólo la puerta de entrada para preciosos paisajes verdes, petroglifos escondidos, animales andinos y gente muy buena que trabaja de sol a sol para mantener vivas sus tradiciones atacameñas, su cultura y su patrimonio que es y seguirá siendo un legado importante para todos los chilenos.