Has un viaje a la antigua italia a través de las exquicitas recetas de la nonna en las trattorias de la pequeña italia chilena.

La mesa es larga de mantel rojo a cuadros, y son quince los comensales que esperan con ansias el antipasti que abrirá la cena. Las paredes de madera le dan un toque acogedor al ristorante, y la máquina de escribir que adorna el salón, recuerda a una época que ya no es.

Llegan el  carpaccio di zucchini y el crescentine con prociutto e mascarpone a la mesa y comienza el festival de sonidos. “Mmm..” dicen algunos, mientras otros se deleitan en silencio para escuchar las historias de Patricio y la mamma, parte de la familia Flores Fulgeri y dueños de L’Emiliano, una joya culinaria escondida en la Araucanía chilena.

Todo comenzó en 1904,  nos cuenta el anfitrión, cuando sus nonnos embarcaron desde la provincia de Módena, en la región de Emilia Romagna, Italia para navegar hasta el territorio chileno que prometía tierras para trabajar.

Así nació Capitán Pastene, un pequeño pueblo ubicado en medio de los bosques de la cordillera de Nahuelbuta en la región de la Araucanía, que hasta el día de hoy mantiene intactas las tradiciones italianas y donde queda el restaurante que inicia la historia.

El segundo y plato principal de la noche es pasta rellena. Capelloni di ricotta e spinaci con salsa con pesto e pomodori para algunos, raviolone d’agnello (pasta rellena de cordero) con salsa bolognese para otros.

Las pastas son frescas, preparadas el mismo día de manera artesanal. Las salsas son hechas con la mejor materia prima y eso se nota. Nadie habla. Algunos se jactarán más tarde de haber comido la mejor pasta de sus vidas.

Y es que en L’Emiliano y en todo Capitán Pastene se cocina según la receta de la nonna de cada familia traída desde Italia. Las trattorias y ristorantis son negocios familiares. Acogedoras casitas ambientadas para recibir clientela.

Hoy la chef que lleva la batuta es María José, la hermana de Patricio que pasó por Italia para perfeccionarse en las artes de la cucina. Pero L’Emiliano no es el único restaurante imperdible en la pequeña Italia del sur de Chile. La trattoria Pastas Covili adaptó de la manera más armónica los sabores mapuches como el merkén, los piñones y las avellas, a las recetas de su familia italiana.

Este pequeño paraíso foodie es también el lugar perfecto para aquellos que gustan de cocinar con productos de calidad. En la calle Dante se encuentra la fábrica de jamón Procciuto de Don Primo. Un hombre de edad que viste boina al exhibir los jamones que cuelgan del recinto donde se manufactura su producto estrella.

En otra de las adorables calles de este pueblo está Montecorone, un restaurante y emporio que también vende prosciutto y otras delicadezas italianas.

En fin, un paseo de fin de semana a Capitán Pastene puede convertirse en toda una experiencia sensorial. Así como lo fue la cena de esta noche que culminó con una inolvidable tarta de nutella, tan legendaria como la historia de la colonia que llegó en el 1900 de la lejana región de Módena.

 

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