Descubre todo sobre la actividad ancestral que llegó a Chile para quedarse

En el sur de Chile, de Temuco hacia las montañas, viven 25 perros de raza salvaje que adoran estar al aire libre y correr sobre la nieve. Día a día estos 17 huskies siberanios y 8 eurohound despiertan a Luis Lobos para que les de comida,  el hombre que los crió y que los entrena para su rutina diaria: tirar trineos.

Luis organiza paseos en trineo entre montañas nevadas, lagunas congeladas y araucarias milenarias. Recoge a sus pasajeros en Curacautín para trasladarlos a la Husky Farm donde conocen a los perros, preparan los equipos y reciben una inducción antes de iniciar la aventura: “se les muestra cómo funciona el trineo, como conducirlo y cuáles son los sonidos para comandar a los perros” nos cuenta Luis desde su casa en el sur: “Los perros no son como los caballos. A ellos no se les comanda con riendas, se les guía con sonidos. G es derecha, Ja es izquierda, Go es correr y Ohh es frenar” explica.

La expedición de día completo dura 10 horas, 10 horas de desconexión de los celulares y de conexión con la naturaleza.  Alrededor del mediodía se hace una parada para almorzar un lunch box, descansar y gozar de las vistas sublimes que abundan en la cordillera de la Araucanía: “esta actividad es para personas que disfrutan de la naturaleza, de los deportes de nieve y de la compañía de los perros”, dice Luis.

Para los más intrépidos, el ingeniero comercial armó una travesía de cruce por la Cordillera de los Andes: “esta actividad es para experimentados en deportes de nieve y buen estado físico” explica. Y es que son siete días de recorrido sobre nieve, dos noches en cabaña, una noche en domo y tres noches de estadía en carpa. 

En ambos casos cada pasajero maneja su propio trineo, y van dos guías por persona. Luis nos explica que la actividad no es peligrosa porque los trineos no pasan de los 20 kilómetros por hora y porque las caídas sobre la nieve no suelen ser muy fuertes. Y si por alguna razón los perros no se detienen, quien los conduce puede detenerlos: “El trineo tiene un fierro que pisas y que tiene un par de estacas en la nieve. Con eso frenas” explica.

Luis, oriundo de Santiago, es un ingeniero comercial amante del trekking, las montañas y los animales, que se radicó en los Andes sureños para cumplir su sueño y estar en contacto con la naturaleza junto a sus 25 canes: “siempre me han gustado los perros, mis perros son como mis hijos. Vivía con ellos de Santiago pero por temas de espacio, calidad de vida y para poder llevar a cabo el proyecto nos vinimos al sur”.

Pero Luis no siempre estuvo tan bien acompañado. Cuando todavía vivía en la ciudad no tenía con quien hacer caminatas por el cerro, entonces decidió buscar un perro, comenzó a investigar y se decidió por un Siberiano: “Ghost tenía demasiada energía, todo el tiempo quería correr. Empecé a investigar el tema de los perros de trineo y buscando vi que había una persona en Chile que hacía los arneses, quien me derivó a un amigo que practica mushing desde hace más de 20 años”.

 El mushing es como se le llama al acto de conducir trineos tirados por perros, aunque también se puede practicar en otras épocas del año con triciclos o karts.

Tanto en nieve como en tierra o cemento, el perro y el guía trabajan en equipo: “el perro no hace nada que no quiera hacer, si él no quiere correr, es capaz de tirarse al suelo y de ser arrastrado por los demás para no andar”, comenta el musher.

No todos los perros están capacitados para participar en esta disciplina, deben ser perros con fuerza, agilidad, capacidad de adaptación al clima frío, dóciles y afables. El husky siberiano, el samoyedo, el alaskan malamute y el eurohound son algunas de las razas que se usan en esta actividad porque disfrutan mucho de jugar, correr y ejercitarse. Estos perros son de origen nórdico y eran entrenados hace miles de años para  transportar personas y mercancías. Sin ellos las poblaciones aisladas de las montañas no habrían podido conectarse con urbanizaciones más grandes. Llevan la fortaleza y la energía en la sangre: “son verdaderos atletas y se les cuida como atletas” dice Luis, “se les da la mejor comida y los mejores cuidados. Es importante tenerlos en buenas condiciones, no exponerlos a cosas que los pueda perjudicar”.

Luis cuida a sus perros como todo doglover. A veces duermen en su cama y si no están en condiciones de correr no los obliga. El cuidado es lo que prima y por eso es que  hasta ahora no ha tenido ningún problema con su novedoso emprendimiento: “esto no se hace por plata, nadie se viene a la cordillera a vivir con 25 perros por plata. Yo hago esto porque me encantan los perros y la naturaleza, y porque quiero compartir esta experiencia con las personas. Quiero que conozcan todo lo que es realizar deporte junto a los perros en el ambiente más natural posible para ellos como lo es la montaña".

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